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Naturópata y terapéuta energética. kaliha-lorena@outlook.com

jueves, 20 de septiembre de 2012

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA NATUROPATÍA.

      Uno de los principios fundamentales de la naturopatía es el que dice que la enfermedad aguda no siempre es algo malo, sino que a menudo debe contemplarse como una manifestación externa de la fuerza vital interior, con el fin de restaurar el equilibrio. Ya sé que es difícil comprender que durante el tormento que supone un resfriado o una diarrea aguda, que ello puede producirse por su propio bien, en última instancia, pues es bien conocido que tales dolencias, junto con la mayoría de los casos de fiebre y muchas de las dolencias infantiles, no son más que procesos necesarios para curtir el organismo y limitarle las posibles enfermedades posteriores. Y así es como si se deja que sigan su curso, sólo con los cuidados adecuados para ellos se recuperan espontáneamente.
   Los procesos fisiológicos por los que el organismo mantiene su equilibrio son hoy en día completamente comprendidos mediante el síndrome general de adaptación:
1- Estado de alarma: dolor, inflamación.
La respuesta inicial a un agente estresante, tal como una herida o un traumatismo prolongado (por ejemplo: unas articulaciones en constante fricción) o una invasión microbiana, es generalmente, el dolor y la inflamación. Este estadio representa "la llamada general a las armas, de las fuerzas defensivas del organismo". Se caracteriza por ciertos cambios con intentos preliminares de restaurar la normalidad y de curar los tejidos dañados.
2- Estado de resistencia: libre de síntomas.
Si el estímulo incial es prolongado se entra en un estado de adaptación o resistencia, durante el cual el cuerpo aprende a vivir con el agente nocivo sin tener la sensación de crisis. Así por ejemplo, la inicial respuesta inflamatoria de una articulación a la agresión subsiste aún, aunque el dolor y la inflamación no son ya por más tiempo evidentes, la fricción puede continuar, cobrándose luego su precio durante días, meses o años. Entonces tiene lugar una adaptación que puede mantenerse todo este tiempo, pero eventualmente los tejidos pueden perder su capacidad de respuesta y entonces aparece el estadio final, que es:
3- Estado de agotamiento: colapso, degeneración.
En el cual existe un colapso general, con degeneración de los tejidos, que no son capaces ya de resistir.
   Por lo tanto la curación es una reacción de defensa activa y es a menudo necesaria para el mantenimiento de la salud. La respuesta de los tejidos locales contra la infección o la agresíón pueden ser de tipo inflamatorio o bien la respuesta más general del organismo puede precipitar la aparición de la fiebre. Estos episodios agudos son las denominadas "crisis curativas" y son una parte necesaria del proceso de recuperación. Una elevada temperatura o inflamación aumenta la actividad fagocítica de las células corporales y ayuda a eliminar los residuos tóxicos.
   La salud es un estado dinámico de equilibrio, tanto dentro del cuerpo como entre éste y su entorno, es dependiente de la equilibrada integración de los diversos niveles de funcionamiento: estructurales, bioquímicos y emocionales. Al conjunto de estos tres factores se le donomina la "triada de la salud".
   La estabilidad física se  considera que posee una influencia importante sobre la salud. Las tensiones musculares, los desplazamientos articulares y otros desarreglos posturales, debidos a factores ocupacionales o de estrés, se considera que interfieren con la saludable conducción nerviosa y de la circulación, e indirectamente, alteran la nutrición de los órganos vitales.
   La integridad bioquímica está relacionada con la calidad de la nutrición y de las sutancias vitales derivadas de los alimentos que pueden afectar la composición de la sangre y de otros fluidos corporales. Una parte muy importante de la práctica naturopática es el reajuste dietético y la promoción de la "nutrición óptima" (la mejor calidad de nutrientes y de la capacidad fisioquímica para absorberla y utilizarla para poder satisfacer las necesidades del cuerpo).
   Los factores mentales-emocionales están considerados como una poderosa fuerza para controlar la salud humana y muy particularmente en cuanto a su influencia sobre el bienestar físico y bioquímico.
   En la enfermedad hay una anormal e inarmónica vibración de los elementos y fuerzas que componen la entidad humana, en uno o más planos del ser humano y que los trastornos de este modelo vibracional si se mantienen son debidos a: un descenso de la vitalidad, una anormal composición de la sangre y de la linfa, y una acumulación de materias mórbidas y toxinas. 
   La base de todas las terapias naturales es que la vitalidad puede ser expresada por la calidad de los fluidos corporales (y en particular de su nutrición) y la mala calidad puede ser provocada por una inadecuadamente neutralizada y eliminada cantidad de productos de nuestro metabolismo. Estos últimos conceptos, con muchos otros conceptos adicionales, es lo que se conoce colectivamente como "toxemia". En el estudio de la enfermedad deberá naturalmente incluirse una consideración de aquellos rasgos que se adquieren en la última parte de la vida, asi como los factores precipitantes que pueden inicar el proceso de la enfermedad.
    La toxemia.
   Los productos de desecho del metabolismo junto con las toxinas químicas de los alimentos, fármacos, aire contaminado, polución, tabaco, alcohol, aditivos, y muy importante, por una alimentación tóxica y mala combinación de alimentos, típica de la dieta occidental que predomina hoy en día, se acumulan en los tejidos del cuerpo humano y dan lugar a perjuicios y daños celulares que dificultan las funciones vitales. La acumulación de  "materia mórbida" (patógena) es una de las causas primarias de la enfermedad. Nuestras emociones o pensamientos negativos (ira, cólera, frustración, odio, miedo, rencor, estrés, el ser negativo o pesimista, etc.) y el dormir mal favorecen también la acumulación de toxinas porque hacen que nuestros sistemas de neutralización y eliminación de toxinas no funcionen bien.
   Como he dicho, la salud del cuerpo depende de la salud de cualquiera de sus células componentes. Individualmente y colectivamente, la célula, no sólo debe tener el oxígeno y los nutrientes adecuados, sino además los más efectivos mecanismos para poder descargar los productos de desecho de su metabolismo. El flujo de equilibrio de las células es mantenido en todo el medio ambiente con los sitemas circulatorio, linfático y nervioso, pero entre las células de éstos y los órganos en particular, así como los músculos y huesos, hay otros tejidos estructurales conocidos como mesénquima o tejidos conectivos o tejidos conjuntivos o tejidos de sostén (tiene todas estas denominaciones dicho tejido). Estos forman una clase de envase material alrededor de los órganos estructurados y regulan el intercambio de nutrición y desperdicios en todas las áreas del cuerpo. El tejido conjuntivo realiza no sólo una importante función de relleno y soporte, si no que actúa como una especie de agente de transmisión de nutrientes y residuos a través de la sangre y los vasos linfáticos y a través de los órganos mayores del cuerpo. Es por esta función que ha sido denominado como "tránsito mesenquimático".
   Existe una todavía más importante función del tejido conectivo que es la función de limpieza y almacenaje, lo cual ayuda a mantener un óptimo balance electrolítico y regula el equilibrio ácido-base del cuerpo.
   Evidentemente las funciones eliminativas del cuerpo son llevadas a cabo por la piel, los pulmones, el hígado, los intestinos y los riñones. Los naturópatas concedemos un gran énfasis en alcanzar la óptima actividad de estos órganos a fin de restaurar o mantener la salud y los procedimientos terapéuticos naturopáticos, tales como el ayuno, la hidroterapia u otros tantos, son diseñados con el fin de que estimulen al máximo dicha actividad.
   Si existe una incompleta eliminación de productos residuales del metabolismo es porque estas sustancias están químicamente unidas a la sustancia componente del tejido conjuntivo, de forma que éste actúa además como depositario de las mismas. Este intento del organismo de vivir con sus residuos indeseables se llama la "fase de almacenaje".
 Hay tres principales categorías de enfermedades como:
1- Fenómenos excretores. Por ejemplo: el resfriado común, la gripe, la diarrea, las descargas vaginales e intestinales (diarrea...), la transpiración excesiva (sudor), las secreciones eczematosas (eczemas), etc.
2- Fenómenos depositantes. Por ejemplo: tejidos grasos, lipomas (quistes de grasa), cálculos hepáticos y renales, nódulos reumáticos, quistes, ateromas (las placas de aterioesclerosis), tumores benignos, etc.
3- Fenómenos degenerativos. Por ejemplo: cirrosis en el hígado, anemia perniciosa, leucemia, carcinoma, cáncer, sarcoma, etc.
   Mientras exista un adecuado suministro de oxígeno, vitaminas, minerales y oligoelementos, los tejidos conjuntivos pueden mantener un eficaz intercambio de nutrientes y toxinas, pero las deficiencias conducirán a una alteración de la capacidad de almacenaje y puede ser alcanzado el "nivel de saturación".
   La fase excretora es la manifestación de los esfuerzos corporales para eliminar este excesivo flujo tóxico. Si hay una obstrucción de los fenómenos excretores (por excesivas toxinas, por obstrucción de los órganos o canales de limpieza o por falta de energía para eliminar y desintoxicar u otras causas) se producen las condiciones depositantes o degenerativas. Este estado obstructivo, a veces es denominado "bloqueo mesenquimático".
   La supresión de las crisis eliminativas (con medicamentos alopáticos que suprimen los síntomas de eliminación como por ejemplo la tos, la expectoración, la diarrea, los granos, los eczemas, la fiebre, etc.) conducen a posteriores trastornos crónicos, que son más persitentes y dan lugar a estados de enfermedad.
   La neutralización de impurezas y eliminación depende de las siguientes líneas de defensa fundamentales: hígado, intestinos, piel, pulmones, riñones y el sistema reticuloendotelial (que comprende células de origen mesenquimático y los órganos linfáticos: bazo, timo, ganglios linfáticos y médula ósea).
Para recuperar nuestra salud y mejorarla, así como para mantenerla, tendremos que alimentarnos adecuadamente, es decir, con una alimentación no tóxica y bien combinada y adecuada a nuestras necesidades biológicas. Las malas combinaciones alimentarias hacen que no se digiera bien la comida con lo que no se aprovechan sus nutrientes y lo que es peor, que producen fermentaciones y putrefacciones generando sustancias tóxicas que dañan el aparato digestivo y posteriormente pasan a la sangre ensuciando el organismo, produciendo inflamaciones y reacciones autoinmunes.
(Mucha más información en el dossier).
  

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