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Naturópata y terapéuta energética. kaliha-lorena@outlook.com

sábado, 14 de junio de 2014

SÍNDROME DEL INTESTINO IRRITABLE (COLON IRRITABLE).

    Fuente original: "El crudivorismo puede salvar tu vida". Marc Ams.

    Pregunta: Sufro de un colon irritable desde hace varios años. Las frutas crudas y los vegetales me dan dolores terribles y muchos gases cuando los como. ¿Cómo puedo seguir esta dieta?
    Respuesta: Desde luego al principio no puedes comer en tu caso muchas frutas frescas ni vegetales crudos, especialmente aquellos que tienen una fibra bastante tosca y leñosa, y cuanto más blancos y menos clorofila (vede) sean los vegetales que ingieras tanto más flatulentos te resultarán. Vas a empezar tu programa como un día o dos de monodieta, en el cual debes limitarte a comer nada más que compota de manzana por 24 o 48 horas. Después de esto vas a continuar tu programa aprovechando vegetales que estén suavemente cocinados y hechos puré, especialmente calabacín y calabaza. Las frutas, en principio, debes limitarlas a la compota de manzana natural preparada por ti y poco a poco vas introduciendo manzana cruda en tu dieta en muy pequeñas dosis, para ir aumentando la cantidad progresivamente. Después debes hacer lo mismo con las otras frutas. En cuanto a los vegetales crudos empieza por tomar únicamente zumo de zanahoria, si es preciso diluido con agua destilada, y después empieza poco a poco a consumirla rallada, lo mismo debes hacer con otras raíces como la remolacha roja y el nabo. Poco a poco puedes ir añadiendo algunos vegetales muy verdes a tu dieta, en su estado crudo, empleando las partes más tiernas y desechando las partes más fibrosas. Así por ejemplo puedes consumir algunas lechugas jóvenes y tiernas en tu menú, limitándote al principio sólo a un vegetal. Después añade alguno más como lonchas de tomate muy maduro y pelado. También te ayudará el consumir mucho yogurt de cabra (si no es posible sustituirlo por el de oveja) hecho por ti, especialmente por las mañanas.
    Aunque no estés estreñido toma todas las noches un vaso de leche de linaza (bate dos cucharadas de semillas de lino peladas -molidas al instante- en una taza de agua junto con una cucharada de miel cruda). Tómalo al acostarte.
    Ahora bien, sólo hay una forma de solucionar tu problema, y consiste en que suprimas para siempre todos los malos comestibles y hábitos tóxicos que dañan a tu mucosa intestinal y te condujeron a esta condición. También debes de vigilar con mucho celo las compatiblidades si quieres obtener algún progreso. Para saber todo esto y así evitarlos y seguir una dieta saludable, adaptada a nuestra anatomía y fisiología los siguientes enlaces:
    El día de ayuno semanal va a ayudar a tu colon irritable como ninguna otra cosa. Piensa que ningún alimento va a pasar por el tramo digestivo durante unas 24 horas y eso va a dar una oportunidad a la fuerza vital de tu organismo para que realice su trabajo de curación y regeneración. Es importante que mientras solucionas tu problema, descanses y te relajes durante tu día de ayuno semanal. (Información de ayunos y monodietas en este enlace: http://luz-kaliha.blogspot.com.es/search/label/Dietas%20seg%C3%BAn%20el%20prop%C3%B3sito%20a%20conseguir).
    Tú puedes solucionar tu problema, pero recuerda que te llevó mucho tiempo el llegar a esta condición tan miserable de tu aparato digestivo de modo que ahora tienes que tener mucha paciencia para dar a la naturaleza el tiempo y la oportunidad necesarios para curar tu aparato digestivo inflamado. En el libro del Sauerkraut (de Marc Ams), en el capítulo "Disbacteria", encontrarás mucha información acerca de cómo regenerar tu flora intestinal y restablecer la salud de tu intestino; el sauerkraut (palabra francesa) es lo que se denomina en España chucrut, es col blanca fermentada y es muy bueno en este sentido, además de otras muchas virtudes.
 
    Pregunta: Yo también sufro de este problema. A veces dudo de si los alimentos crudos son buenos para mí. Cuando los ingiero tengo gases y otras molestias digestivas. ¿Cuál es la causa?
    Respuesta: Desde luego, lo correcto y natural es comer los alimentos en su estado normal, tal como nos los da la naturaleza, o sea, crudos. Esta es una ley biológica universal que no admite excepción. Todo alimento que no puede ser consumido crudo por nosotros sin ocasionar ningún trastorno no es un alimento propio de nuestra especie. Es con el uso del fuego que podemos burlar a los centinelas del estómago. La naturaleza dispuso de tres centinelas básicos para protegernos contra el consumo de alimentos inadecuados a nuestra fisiología. Imagínate en plena naturaleza hace unos cuantos miles de años y comprenderás que las frutas, raíces, bayas, huevos, semillas, y algún que otro insecto eran tus alimentos básicos. Sólo ocasionalmente podías comer algún pequeño animal que pudieses capturar. Recuerda que no eres un depredador. Bien, comieses lo que comiesees es obvio que debías consumirlo crudo puesto que te estoy hablando de antes de que descubriésemos el fuego.
    El fuego fue el artificio que permitió engañar a nuestros centinelas. Los centinelas de la perfecta nutrición son los tres sentidos que más directamente están relacionados con la alimentación: vista, olfato y gusto. Volvamos a la época prehistórica con la ayuda de nuestra imaginación. Es obvio que comieses lo que comieses primero debía satisfacer a tu vista y luego, antes de llegar a la boca debía de agradar a tu olfato y por último a tu sentido del gusto. Además debía ser fácil de masticar puesto que difícilmente comerías madera u otra cosa que fuese doloroso masticar. De modo que para poder comer un alimento debe ser agradable al primer centinela que es la vista; pero aún así, si desagrada al olfato aún habrá tiempo de repelerlo; y aunque agradase a ambos si repugnase al gusto aún se éstá a tiempo para no introducirlo en el estómago. Además por muy agradables que fuesen al paladar queda el factor de la masticación: prueba a masticar arroz integral crudo o garbanzos y te convencerás en seguida de lo poco natural que son estos alimentos para ti. Aunque el maíz tierno aun en la panocha y los brotes de cereal germinado sí son alimentos aptos para nuestro consumo.
    Este criterio es muy importante, puesto que únicamente con la alteración química del fuego el hombre pudo engañar a sus centinelas de la nutrición, haciendo agradables a los sentidos alimentos originalmente desagradables o incluso repugnantes a los mismos. Todo alimento que en su estado natural es desagradable a los tres centinelas de la nutrición no es nuestro alimento y no debería consumirse, a pesar de que prácticas artificiosas lo hayan tornado aceptable para nuestros sentidos. Así pues, espero haber aclarado tu duda acerca de si los alimentos crudos son buenos para ti, ¡claro que lo son!
    Ahora bien, existen varias causas por las que se puede sufrir una intolerancia al alimento crudo, especialmente cuando se comen en gran cantidad. Pero estas intolerancias son SIEMPRE TEMPORALES y terminan despareciendo. Debes adoptar una DIETA DE TRANSICIÓN y perseverar en la misma durante meses si es preciso (fíjate bien, digo meses no días ni semanas).
    Adopta en tu dieta de transición los consejos generales que comenté anteriormente y además observa los que te voy a dar a continuación.
    Lo que no debes hacer es creer que el alimento crudo no es el adecuado para ti... pues lo único inadecuado que tienes en este caso son tus intestinos. Un aparato digestivo sano nunca, repito: nunca, responde mal al alimento crudo, y si lo hace es que está enfermo. Si ésta es tu situación procura superar este bache y lucha por mejorar la condición general de tu salud. En primer lugar trata de corregir tu flora intestinal que, de seguro está alterada. Insisto de nuevo en que estudies y apliques lo que se indica en el capítulo "Disbacteria" en el libro del Sauerkraut de Marc Ams.
    Después repasa tu dentadura. ¿Está en buen estado? Si te falta alguna pieza dental háztela reponer (una prótesis dental si es necesario). No podrás masticar sin una buena dentadura y sin una buena masticación no podrás tener una buena digestión y, a su vez, sin una buena digestión no podrás gozar de una buena salud.
    Otro de los inconvenientes de someter la mayor parte de nuestros alimentos a la cocción, fritura, guisado, etc., estriba en que al quedar demasiado reblandecidos los mismos por la cocción no obligan a la debida masticación e insalivación cuando se ingieren, lo cual, como todo el mundo sabe y olvida, es de una importancia suma para una buena digestión. Las personas acostumbradas a comer casi todo cocinado rara vez están acostumbrados a realizar una buena masticación.
    ¿Para qué crees que la naturaleza te regaló 32 dientes? ¿Para que te entretengas antes de acostarte jugando con tu cepillo de dientes? Es obvio que no, así que utilízalos. Especialmente todos los alimentos donde las sustancias nutritivas están encerradas en células vegetales resistentes y fibrosas, como los cereales y hortalizas crudas son los que requieren una masticación perfecta, porque sin ella el jugo gástrico difícilmente puede llegar a digerir las sustancias nutritivas contenidas en ellos, especialmente cuando el tubo digestivo es débil como sucede en la mayoría de los enfermos crónicos y personas de avanzada edad.
    El que no pueda masticar por causa de su defectuosa dentadura debe arreglársela lo antes posible y, además mientras tanto, rallar o reducir los alimentos vegetales a pedacitos pequeños, o en última instancia a licuarlos... ¡Todo menos dejar de consumir alimentos crudos!
    Los alimentos crudos necesitan ser masticados cuidadosamente porque de lo contrario pueden ser retenidos demasiado tiempo en el estómago y dar lugar a perturbaciones digestivas. Recuerda siempre que el estómago no tiene dientes. La insalivación también es importante puesto que el primer paso de la digestión no empieza en el estómago sino en la boca gracias al fermento salivar alfa-amilasa o ptialina. Esto es especialmente así para los almidones. Si el primer paso de la digestión de éstos falla, todo el resto del proceso se verá alterado. Recuérdalo cuando comas raíces (zanahoria, remolacha roja, nabo, etc.), féculas (patata, boniato, calabaza, castaña), plátanos, tapioca y cereales o más derivados (como los copos o los espaguetis).
    Cuanto más débiles son el estómago y los intestinos más necesidad hay de másticar bien. Es conveniente que los alimentos sean sólidos acompoñándolos de poco o ningún líquido, pues éste dificulta la buena digestión de los mismos, por lo que llegan al estómago en malas condiciones y causan una digestión anormal. Llegados aquí conviene advertir contra la exageración en el masticar, puesto que existen quienes divulgan sin fundamento alguno que es necesario masticar cada bocado hasta 50 o 100 veces, hasta reducir al alimento a una papilla líquida. Es obvio que esto es un error, como los son todas las exageraciones, pues además del enorme tiempo que necesitaríamos para una comida, someteríamos nuestra mandíbula, glándulas salivares y paciencia a una tortura que para como de males no nos aportaría ningún beneficio. En efecto, una masticación tan exagerada del alimento, acaba produciendo dispepsia atónica y estreñimiento, independientemente de lo buenos que sean nuestros alimentos. De modo que una vez más la razón está en el equilibrio, puesto que tan absurdo es una insuficiencia en la masticación como un abuso de la misma.
    Al principio es algo difícil acostumbrarse a comer despacio, especialmente para las personas impacientes, pero con buena voluntad y una dosis de atención se logra poco a poco masticar convenientemente evitando así el comer demasiado, lo que conduce a muchos males y molestias, como dilatación del estómago, congestión del vientre, flatulencias, somnolencia, después de comer, etc. En realidad casi todas las personas, especialmente las de temperamento nervioso, comen demasiado y muy aprisa: brillando la masticación por su ausencia.
    La primera pregunta que debe uno hacerse cuando sufre malas digestiones o flatulencias es: ¿Cómo mastico mis alimentos? En ocasiones, personas que habitualmente mastican correctamente, por motivos de nerviosismo, problemas o angustias, dejan de hacerlo durante alguna temporada, hasta que toman conciencia del fenómeno. Como simpre, la solución no está ni en el bicarbonato, ni en la tisana, ni en las gotas de esencias mágicas, ni mucho menos en abandonar la alimentación ortotrófica, pues ninguna de estas cosas corrige la auténtica causa del problema sino que la disfrazan.
    Trata de comprender que años de alimentación inadecuada, especialmente si se era amigo de los purés, sopas, cremas y similares, son el mayor enemigo de nuestra dentadura, pues ella sufre también aquella sentencia de la naturaleza que reza: <<Órgano que no se ejercita se atrofia>>. Por ello el ejercicio que supone una buena masticación es el mejor cuidado para ella. Mastica habitualmente zanahorias tiernas (sin rallar) pues es un buen ejercicio para tu dentadura y es tan saludable como la higiene bucal.
    Existen otras causas de intolerancia al alimento crudo, especialmente en el neófito higienista, si éste es tu caso (la falta de experiencia) te recomiendo que leas y estudies los siguientes apartados del blog:  "Dossier informativo general", "Directrices generales para una dieta saludable, no tóxica, de orientación higienista-naturista", "Nuestros alimentos ideales", "La gran importancia de los alimentos crudos", "Dieta higienista (atóxica y disociada)", etc.; donde encontrarás respuesta para muchos de tus interrogantes. Supongamos que tu dentadura está en buen estado y que además masticas adecuadamente... entonces es casi seguro que nos encontramos con intestinos y estómagos enfermos, por lo que no toleran ciertos alimentos crudos. En estos casos es necesario armarse de paciencia y reactivar esas funciones atrofiadas poco a poco, sin prisas. En ciertos casos, como en algunos enfermos afectados de úlcera de estómago e intestinos, enterocolitis, etc., no se puede siempre utilizar fruta cruda, sino cocida, por lo menos al principio del tratamiento. Esto se refiere inclusive a frutas tan digestivas como la manzana o la pera..., pero en según qué casos es más tolerable empezar por zumos de frutas o de vegetales crudos. Los enfermos que no toleran la fruta cruda deben tomarla cocida hasta que se hayan mejorado las mucosas y los procesos de la digestión y así lleguen a soportarla cruda.
    También hay algunos estómagos que sólo soportan la ensalada cocida y picada, o cruda pero licuada, como por ejemplo los que tienen las paredes del tubo digestivo tan débiles e irritables que cualquier alimento crudo les molesta. Como ya he dicho éstos tienen que comer la mayoría de los alimentos cocidos, pero sólo TRANSITORIAMENTE hasta que pierdan el exceso de sensibilidad enfermiza de sus órganos digestivos. Esta no es una batalla que se pueda ganar de un día para el otro, por lo que es preciso avanzar sin prisas, y con una buena dosis de paciencia, moderación y precaución. Evitando los pasos bruscos que no harían sino entorpecer la marcha.
    He tenido que enfrentarme con enfermos con un aparato digestivo tan deteriorado, tan patológico, que no eran capaces ni de digerir una sola manzana o una simple zanahoria rallada..., para ellos, y únicamente en casos de total intolerancia al crudo, adopto la siguiente dieta de transición compuesta de:
    - Caldos vegetales alcalinos y emolientes.
    - Leche de linaza, preparada batiendo una taza de semillas de lino crudas (molerlas antes de batir) en cuatro o cinco tazas de agua de cocimiento de malvavisco y anís verde con o sin miel cruda.
    - Yogurt con levadura láctica o yogurt con levadura de cerveza, dos veces al día (usar las levaduras en días alternos).
    - Ácido láctico de chucrut enriquecido con Lactophilus (¡importante!).
    - Zumo de zanahorias crudas (si es preciso diluido en agua destilada). Este zumo suele ser bien tolerado.
    Estos dos últimos si es preciso se ingieren repartidos durante el día a cucharadas (según el método de los bocados), para evitar cualquier rechazo o molestias. Después de esta primera etapa de dieta hídrica y yogurt se introducen paulatinamente los siguientes prepararados:
    - Tés o tisanas emolientes y carminativas: malvavisco, menta, anís, malva, arándano (las bayas), manzanilla, hinojo, tormentilla, etc.
    - Compota de manzana con canela.
    - Plátano verde en puré (cocínalo con su piel en la olla a presión o al vapor, quítale la piel y tritúralo en la batidora con un poco de agua destilada y tómalo al momento). Es una bendición para el intestino.
    - Puré de zanahoria o de calabaza con cebolla.
    - Calabacín hervido (muy emoliente).
    - Espinaca hervida.
    - Zumo de calabaza o pepino diluidos (sólo si los toleras).
    - Zumo de manzana o mejor aún manzana cruda rallada.
    Estos son sólo algunos ejemplos de las cosas que se pueden ingerir durante la dieta de transición para aquellas personas que no toleran el alimento crudo. Pero recuerda que esta dieta es sólo temporal y su único fin es permitir que poco a poco vayas volviendo a la dieta rica en crudos y equilibrada.
    Lo mejor es empezar con tres días de dieta hídrica (alguna de las infusiones que te he indicado o caldos alcalinos) o mejor aún ayuno de agua destilada con un poco de limón. Si no toleras el crudo comido pero sí bebido puedes hacer los tres días de dieta hídrica ingiriendo el primer día sólo agua destilada con un poco de limón, el segundo día sólo con zumo puro o diluido de zanahorias y el tercer día sólo con zumo de manzana. Tú debes escoger lo que consideres más adecuado para ti. Después ir introduciendo el resto de lo indicado adaptándolo según el caso, pero empezando siempre por las cosas más líquidas, así al menos durante una semana: la leche de linaza, las tisanas y los zumos. No tengas prisa por la ingestión de "alimento". Durante este período procura tener el máximo reposo posible y evitar todas las fuentes de enervación. Al cabo de 10 o 12 días ya puedes empezar a tomar la manzana en compota, los purés de calabacín, zanahoria, plátano, etc., y el yogur con una de las levaduras. Lo mejor es tomar cada una de estas cosas por separado. Después de 2 o 3 días prueba a tomar un poco de manzana o pera o zanahoria cruda rallada en poca cantidad varias veces al día y así paulatinamente hasta que puedas tolerar ensaladas crudas y frutas dulces. Si tu caso es muy acentuado puedes reforzar la dieta de transición aplicándote una gruesa cataplasma de arcilla a todo el vientre durante toda la noche. Pero si tu caso no es tan acentuado será suficiente con que hagas los tres días de dieta hídrica o ayuno y después sólo otros de dieta de transición. Tú debes valorarlo.
    Si te atienes a todo lo que te he indicado verás como tu intolerancia hacia el alimento crudo desaparece.
    Si se presentan diarreas debemos considerarlas como señales autocurativas de una eliminación de materias tóxicas perjudiciales acumuladas desde no se sabe cuantos años en las partes dañadas del intestino grueso.
    Otra causa de molestias digestivas y especialmente intestinales al adoptar la dieta ortotrófica es el consumir los cereales poco cocinados o sin dextrinar. Nunca consumas los cereales crudos salvo si son germinados (y entonces sólo una cucharada) o bien maíz tierno de panocha o copos de avena debidamente preparados (muesli orotrófico).
    Y por último, el más, más y más corriente entre los motivos de la mala digestión es una mala combinación de los alimentos. Aprende a compatibilizar y una buena digestión tendrás.





 
 
 

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